Los molinos eran lugares de reunión donde se crearon coplas y romances jocosos y burlescos del saber romancístico de nuestros abuelos, como se muestra en las versiones conservadas en las memorias de nuestros mayores, recogidas en la montaña leonesa a lo largo del anterior siglo, sobre el romance de la molinera y el cura, por estudiosos de las tradiciones orales leonesas.
Versión de Vierdes (ay. Oseja de Sajambre, p. j. Riaño, com. Sajambre) de Jacinta Redondo (20 años).
Recogida por Ramón Menéndez Pidal, el 3 de septiembre de 1909.
(Archivo Menéndez Pidal: Colección Maria Goyri-Ramón Menéndez Pidal).
Si quieres que te la cuente la canción del entremés,
siéntate al lado de mí y yo te la contaré.
—El cura de Piedimundi me quiere pisar el pie.
—Déjale que te lo pise, como te lo pague bien. —
Se guisaron un pollito con azúcar y con miel.
se pusieron a comerlo como marido y mujer.
Tras, tras, a la puerta llaman. —Baja, niña, a ver quien es.
—Señor cura, es mi marido, ¿qué voy hacer con usted?
—Méteme en ese costal arrimado a la pared.
—¿Qué tienes n’ese costal arrimado a la pared?
—Fanega y media de harina que he traído de moler.
—Sea harina o no lo sea, mis ojos lo quieren ver.—
Y, al desatar el costal, lo primero que se ve
el manteo y la sotana y el sombrero calañés.
Y a otro día a la mañana a la iglesia lo fui a ver.
—Buenos días, señor cura, buenos días tenga usted,
¿cómo no ha ido por casa que está muy malito Andrés?
—Si está malo, que se muera, y si no, que sane bien,
que, aunque vivas cien mil años, no me vuelves a coger.
Versión de Oseja de Sajambre (ay. Oseja de Sajambre, p. j. Riaño, com. Sajambre) de Casilda Alonso (50 años).
Recogida por Ramón Menéndez Pidal, el 3 de septiembre de 1909.
(Archivo Menéndez Pidal: Colección Maria Goyri-Ramón Menéndez Pidal).
—El cura de Petimundi me quiere pisar el pie.
—Déjate que te lo pise, que te lo ha de pagar bien.—
Tras, tras, a la puerta llaman. —Sale, niña, a ver quién es.
—Señor cura, es mi marido ¿dónde le meteré a usted?
—Métame en este costal y arrímeme a esa pared.
—¿Qué tienes n’ese costal arrimado a esa pared?
—Fanega y media de harina que he venido de moler.
—Sea harina o no lo sea, mis ojos lo quieren ver.
Pues, al soltar el costal, lo primero que se ve
la sotana y el manteo y el sombrero calañés.
—Buenos días, señor cura, buenos días tenga usted
¿cómo no se fue pa casa que está muy malito Andrés?
—Si está malo, que se muera, no me engañará otra vez.
Versión de VilIalquite (ay. VilIalquite, ant. La Vecilla, p. j. La Vecilla, com. Boñar) de Julián Fernández Umaña (70 años).
Recogida por Eduardo Martínez Torner, verano de 1916.
(Archivo Menéndez Pidal: Colección Maria Goyri-Ramón Menéndez Pidal).
Si queréis que os cuente la canción del entremés,
lo que pasa a un tahonero en casa con su mujer.
—El señor cura, madre, quiere pisarme en el pie.
—Déjale que te pise, si te da bien de comer.—
Se le echaron un pollito con la azúcar y la miel;
y ellos que estaban en esto, por la puerta entraba Andrés.
—Señor cura, es mi marido ¿dónde le meteré a usted?
—Méteme en aquel costal arrimado a la pared.
—¿Qué es aquello, Isabel, qué es aquello, mi mujer,
que está allí en aquel costal arrimado a la pared?
—Fanega y media de trigo acabada de moler.
—Sea trigo o no lo sea, mis ojos lo quieren ver.—
Al desatar el costal, la corona se le ve.
—Buenas lardes, señor cura. —Buenas las tengas, Andrés.
—Milagro de Dios ha sido que a mi casa venga usted.
—Milagro de Dios no ha sido, que yo he venido a moler
fanega y media de trigo, media queda pa otra vez.—
Le enganchan a la tahona como el burro de alquiler,
le engancharon a la una, le soltaron a las tres.
Otro día por la tarde por la calle iba Isabel.
—Buenas lardes, señor cura. —Buenas las tenga, Isabel.
—Mi marido está quejoso porque no le va usté a ver.
—¡En lo que el mundo viva no me engaña usté, Isabel!
Versión de Villar de Santiago (ay. Villablino, p. j. Murias de Paredes, com. Laciana) de Gumersinda Almarza Verdasco (73 años).
Recogida por Jacinto Alguacil, Michelle Débax, Amelia García y Francisco Mendoza, el 3 de julio de 1980.
Ahora que estoy despacio siéntate y te contaré
la vida de un molinero y el trance de su mujer.
—EI fraile de San Francisco me quiso pisar el pie.
—Deja que te le pise, te dará bien de comer.—
Prepararon un pollo con mucha azúcar y miel,
y al echar la bendición a la puerta picó Andrés.
—Padre, que ése es mi marido ¿dónde le meteré a usted?
—Méteme en ese costal y arrímame a esa pared.
—Enciende luz, Isabel, enciende luz, Isabel,
que lo que hay n’ese costal mis ojos le quieren ver.
—Es una hanega de trigo que ha caído con moler.
—Sea trigo, o no lo sea, mis ojos le quieren ver.—
Sueltan la boca al costal, lo primero que se ve
es la corona del fraile y el sombrero calañés.
Lo llevaron al molino, lo echaron a moler,
lo ataron a las riendas,
lo ataron a la una lo soltaron a las tres.
—Padre, ¿qué le pasa a usted?
—Que, aunque cien años viva no me engaña otra Isabel.
Versión de Omañón (ay. Riello, ant. Vegarienza, p. j. Murias de Paredes, com. Omaña) de Florinda Suárez (71 años).
Recogida por Jacinto Alguacil, Michelle Débax, Amelia García y Francisco Mendoza, el 3 de julio de 1980.
Ahora que estoy despacio y ahora que nadie nos ve
Les voy a contar a ustedes
la vida de un molinero casado con su mujer.
El cura se la pretende intenta pisarle el pie.
—Déjale que te le pise, si te da bien de comer.—
Le da pavos y gallinas sopita mojada en miel.
Estando en estas razones a la puerta llama alguien.
—Señor cura, es mi marido ¿dónde le meteré a usted?
—Méteme en ese saco y arrímame a la pared.
como es casa de molino, a mi nadie me ha de ver.
—Qué es lo que hay en ese saco arrimado a la pared?
—Como es casa de molino, algún grano ha de ser.—
Se puso a soltar el saco, lo primero que se ve
es una cara sin barba y un sombrero calañés;
como estaba en calzoncillos, se le marchó a correr,
—¿Qué te ha dicho tu marido? , —Que mañana vuelva usted.
—Que, aunque viviera cien años, a tu casa no he volver.
Bibliografía:
Camarena, Julio; Catalán, Diego; Cid, Jesús Antonio; Mariscal, Beatriz; Petersen, Suzanne; Salazar, Flor; y Valenciano. 1991. Tradiciones Orales Leonesas, tomo II —Romancero General de León, tomo II—. León: Diputación Provincial de León.